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Cada 11 de junio se celebra el Día del Rosé, un vino ligero y sumamente versátil. En ese contexto, el sommelier de Viña Concha y Toro, Massimo Leonori, cuenta las principales bondades de esta variedad.
El vino Rosé tiene su Día. Cada 11 de junio, esta cepa caracterizada por su color rosa, frescura y aromas frutales es conmemorada en todo el mundo.
Estos son parte de los atributos que hacen que los consumidores se sientan atraídos por este vino, pero hay muchos otros que lo identifican. Según Massimo Leonori, sommelier de Viña Concha y Toro, se debe a que es un vino delicado, suave y fácil de beber, resulta amigable para personas que no son habituales consumidores de vino, gracias a sus expresiones frutales y florales, es de consumo rápido y no tiene un largo envejecimiento.
“Los primeros vinos de la humanidad tenían apariencia de rosados, en ese entonces se procesaban uvas blancas y tintas juntas, resultando un vino de color pálido semejante a un rosado. Claramente estos vinos eran bien distintos a los rosé que conocemos hoy, ya que no se disponía de la tecnología actual, había más oxidación y el sabor y aroma de los vinos no se acercaba a la calidad actual”, comenta Leonori respecto a la historia de esta cepa.
Respecto a la elaboración del vino rosé que conocemos hoy, es creado exclusivamente a partir de uvas tintas. Se conocen dos técnicas principales:
La primera consiste en dejar macerar por algunas horas el mosto de uva con los hollejos, hasta obtener una coloración rosada, luego se fermenta y vinífica sin hollejos.
En la segunda técnica, se usan uvas tintas de bajo poder colorante como Cinsault, por ejemplo. En este caso se realiza un prensado suave de las uvas, obteniendo naturalmente una coloración tenue y pálida del mosto, que luego se fermenta y vinífica. Todo el proceso es en ausencia de hollejos, al igual que si se estuviera elaborando un vino blanco.
Cabe destacar que en la Viña Concha y Toro uno de los vinos rosé que destaca en calidad y
precio es el Casillero del Diablo Rosé. Este ejemplar, se elabora a partir de viñedos de uvas Cinsault de 60-70 años de edad. Se vinifica usando el método del prensado suave y luego se fermenta sin hollejos en estanques de acero inoxidable. El resultado es un vino de estilo fresco y delicado, de aromas florales y frutales, que recuerdan la granada y la sandía.
Lo podemos disfrutar solo como aperitivo, o acompañar de sashimi o tartar de atún o salmón, carpaccio o crudo de vacuno, quesos frescos como mozzarella, ricotta, quesillo. También es perfecto con pastas y risotto con frutos del mar.