El juego es una parte muy importante en la vida de las personas; es la principal actividad infantil, un impulso primario, vital, que lleva a los niños a conocer el mundo, explorarlo y dominarlo. Les ayuda a aprender y desarrollar todas sus capacidades.
A través del juego, los niños y niñas desarrollan la imaginación y creatividad, por otro lado, son capaces de aumentar sus habilidades motrices e intelectuales, haciendo posible que puedan adaptarse a los distintos escenarios que se les puedan presentar, y buscar soluciones y alternativas para lograr alcanzar lo que quieren.
Estas vacaciones pueden convertirse en un excelente momento para juagar, y con ello desarrollar nuevas habilidades, herramientas, vivir nuevas experiencias que se convertirán en aprendizajes significativos y profundos. Ya que, especialmente los más pequeños están constantemente aprendiendo.
Durante enero y febrero es bueno mantener en los niños y niñas la motivación por aprender, ya que están alejados del estrés del estudio y del exceso de pantallas. Una de las mejores maneras de lograrlo, es organizar distintos juegos y actividades recreativas, tanto en el hogar como en parques o lugares de veraneo.
El programa Aprender en Familia de Fundación CAP, expone algunas características y beneficios del juego para toda la familia, aprovechando el relajo y la flexibilidad de las rutinas.
Aprendemos diferentes aspectos del mundo. Mientras jugamos y nos divertimos, podemos adquirir conocimientos de historia, geografía o de lenguaje, por ejemplo al jugar bachillerato, hacer la lista de las compras, preparar recetas de cocina, revisar las anderas y agregar país y capital, incluso puede ser religión e idioma, inventar una trivia de la memoria (jugar a recordar las fechas de cumpleaños de los familiares, o las comidas favoritas de cada uno), entre otros.
El juego ayuda a niños, niñas y adultos a liberarse de la rutina diaria y reconectarse con las otras personas. Permite desligarse, por un rato, de las exigencias y problemas cotidianos, funciona como un calmante que reduce el estrés y a nivel cerebral ayuda a que se liberen hormonas que generan felicidad y bienestar (endorfinas).
Jugar desarrolla habilidades. En los juegos las cosas adoptan formas, valores y significados diferentes a los que tienen en la realidad. Esto posibilita transportarse del aquí y ahora a otros espacios en los que se pueden enfrentar y superar miedos, ganarle al enemigo, lograr los sueños, expresar emociones, etc.
Nos ayuda a conectar nuestro pensamiento con las emociones y sensaciones del cuerpo. Cuando jugamos activamos las distintas áreas de nuestro ser. Se manifiestan inmediatamente diferentes emociones, nuestro cuerpo adopta posturas distintas a las habituales, aunque el juego no exija actividad física, el cuerpo responde y nuestro pensamiento comienza a operar poniendo en marcha las diferentes funciones cerebrales.
Juegos de mesa, al aire libre, deportivos, entre otros, son algunas ideas para implementar durante esta época, compartiendo y pasándolo bien en familia. Así se fortalece el sentido de identidad y autoestima familiar. Sin duda, jugando en familia, todos y todas aprendemos más, nos conectamos con el otro y alcanzamos un mayor bienestar.
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