Isidora Otero, líder de innovación y desarrollo de la startup chilena de Buydepa.
No es un misterio para nadie que el sector inmobiliario atraviesa por un momento complicado. Ante el aumento de las tasas de interés, el alza en el costo de los materiales, una UF disparada y la consecuente dificultad para acceder a créditos hipotecarios convenientes, el sector de la construcción ha debido paralizar muchas obras, afectando notoriamente la oferta, y, ante este panorama, los grandes perjudicados no son las empresas constructoras ni las inmobiliarias, sino las personas.
Y si bien las autoridades han dado pasos para resolver el problema, como la garantía estatal del pie, es hora de comenzar a ampliar el horizonte de posibles soluciones.
Una alternativa con un tremendo potencial es el mercado de las viviendas usadas, las cuales constituyen casi la mitad del número de viviendas del país. Desarrollar iniciativas que permitan a las personas acceder a una vivienda usada como alternativa en la compra de la casa propia, contribuirá a la ampliación del stock de viviendas.
Esto será muy útil, por ejemplo, para los beneficiarios del subsidio habitacional, quienes tienen muchas dificultades para usar su beneficio debido a la poca oferta actual de propiedades nuevas en los rangos de precios que abarca el subsidio, y porque muchos propietarios no desean venderles a beneficiarios de subsidio por el tiempo que tarda el SERVIU en pagar y por desconocimiento de cómo opera todo el proceso.
En Buydepa, nuestro propósito es permitir y acelerar el acceso a una vivienda digna a más de 10 millones de personas en Latinoamérica durante los próximos 10 años, por lo tanto, nos propusimos tomar un rol activo para volver a dinamizar el mercado inmobiliario. A través de nuestra plataforma, ponemos a disposición de la sociedad una amplia oferta de departamentos usados, ubicados en sectores emergentes de Santiago y con excelente conectividad, los cuales remodelamos para dejarlos seminuevos.
Creemos que esta nueva categoría de viviendas ya está transformándose en una opción mucho más conveniente para las familias chilenas, ya que, además de permitirles vivir en una propiedad de gran calidad, terminan siendo hasta un 30% más baratas que una vivienda nueva.
Esto, sin duda, ayudará a que el mercado inmobiliario recupere el tranco y, más importante aún, a que muchas personas puedan acceder a una vivienda digna.
Comments