Por Maribel Diz, vicepresidente sénior y líder de Recursos Humanos para Visa América Latina y el Caribe.
Una de las preguntas que me hacen más a menudo respecto a mi trabajo es cómo ha influido en mi carrera el hecho de ser mujer. Si bien hay infinitas formas de abordar esa pregunta en función a experiencias y perspectivas individuales, me gusta centrarme en algunas cosas que considero puntos de ventaja: el potencial ilimitado, la conciencia emocional y el valor general de las mujeres y cómo usamos todo eso para potenciar nuestro empeño de promover y lograr una mayor equidad e igualdad en el trabajo.
Creo que las mujeres son superhéroes. Tenemos una habilidad innata para ser ingeniosas, solucionar problemas y ocuparnos de muchas cosas a la vez. Hemos logrado un progreso significativo durante los últimos años para nivelar el campo de juego, conseguir un lugar en la mesa y garantizar que se escuchen nuestras voces, mientras nos mantenemos al día con nuestras vidas personales ajetreadas.
Por otro lado, también – sin darnos cuenta – muchas veces establecemos expectativas poco realistas para nosotras mismas y, a menudo, somos las críticas más duras con nuestro desempeño. Darnos cuenta de nuestro valor y desencadenar nuestro potencial en el lugar de trabajo viene con el hecho de entender que somos capaces, pero que, también, necesitamos y debemos hacer lo que sea necesario para alcanzar el éxito, ya sea al cambiar de rumbo, hacer una pausa para recalibrar o retroceder cuando sea necesario.
Nada de eso nos costará el codiciado lugar en la mesa, sino que más bien nos otorgará claridad y perspectiva para convertirnos en líderes más eficaces, inclusivas y empáticas.
El Día Internacional de la Mujer nos brinda la oportunidad de reflexionar sobre todo lo que hemos logrado y lo que podemos hacer para continuar fomentando un entorno verdaderamente inclusivo.
En el contexto de la igualdad y de la equidad, la inteligencia emocional es otro punto de ventaja relevante en el ámbito laboral actual. “Liderar con el corazón”, como me gusta llamarlo, es la idea de que liderar con amabilidad y humanidad no equivale a una eficacia limitada ni a un bajo rendimiento. Todo lo contrario. Se trata de forjar relaciones sólidas entre los líderes y sus equipos y fomentar una cultura de confianza y respeto.
Esto también incluye fomentar la 'seguridad psicológica' entre los equipos y los compañeros, empoderando a los empleados para que expresen sus ideas, asuman riesgos y ejerzan la creatividad sin miedo a ser juzgados o reprendidos, lo cual conlleva a un máximo rendimiento y a un mayor sentido de pertenencia. Se ha dicho que las mujeres, en general, tienen una inteligencia emocional más alta que sus contrapartes, ¡así que aprovechémoslo!
Por último, hay un sentido de camaradería y de hermandad que surge al saber que se necesita de toda una comunidad (¡o más bien de una empresa en este caso!) para permitirnos el espacio de aprender de nuestros errores, de dejar las cosas mejor de lo que las encontramos y de empoderar a otras personas en el proceso.
A lo largo de mis más de 25 años en Visa, he tenido la suerte de trabajar junto a colegas y líderes, tanto hombres como mujeres, comprometidos con ayudar a todos, en todas partes. Solo en nuestra región, las mujeres en Visa lideran con el ejemplo de hoy, al frente de funciones y mercados, y con una distribución de género entre la fuerza laboral total que se divide en 50-50.
Como mujer líder, tengo el compromiso de continuar impulsando nuestro rol y responsabilidad en el lugar de trabajo, y compartir una perspectiva que agrega valor y, en última instancia, inspira y transforma.
Mientras tanto, me gustaría dar un consejo: aprovechen sus puntos fuertes (estén atentas, examinen el ambiente a su alrededor) y apoyen a una compañera de trabajo asesorándola y ayudándola a prosperar. Por ejemplo, refuercen positivamente la confianza en ser asertivas y señalar los posibles peligros. Acciones como éstas ayudarán a formar las próximas generaciones de líderes que seguramente contribuirá a que nuestro legado perdure.
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